Casi como un prólogo.

Mi escritura es descompuesta como muecas demoledoras de sonrisas... Es descompuesta sin pies ni cabeza. Ni una regla gramatical he aplicado estando consciente. Pero así me gusta a mí, porque lo descompuesto lleva mayor composición dentro de lo natural. Porque detesto la falsedad de lo maquiavélicamente ordenado, aniquilador de sentimientos reales. Para orden, el que llevo en los objetos de mi casa y aquel que uso para trabajar y ganar dinero. Me gusta la crudeza y la realidad tanto como lo asquerosamente cursi y repetitivo. Me gusta comparar las sensaciones corporales con elementos globales de la tierra, del universo. Me gusta oler, lamer, tragar, masticar, estrujar, acariciar porque en estos sentidos encuentras más que con la irónica obviedad de la vista y algunas veces el oído salvo que escuche a Mozart o Bach. Disfruto de la realidad ajena para crear mis propias fantasías. Disfruto del café negro, del alcohol ardiente así como del agua para decantar. Me gusta la música clásica más q...