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Casi como un prólogo.

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Mi escritura es descompuesta como muecas demoledoras de sonrisas... Es descompuesta sin pies ni cabeza. Ni una regla gramatical he aplicado estando consciente. Pero así me gusta a mí, porque lo descompuesto lleva mayor composición dentro de lo natural. Porque detesto la falsedad de lo maquiavélicamente ordenado, aniquilador de sentimientos reales. Para orden, el que llevo en los objetos de mi casa y aquel que uso para trabajar y ganar dinero. Me gusta la crudeza y la realidad tanto como lo asquerosamente cursi y repetitivo. Me gusta comparar las sensaciones corporales con elementos globales de la tierra, del universo. Me gusta oler, lamer, tragar, masticar, estrujar, acariciar porque en estos sentidos encuentras más que con la irónica obviedad de la vista y algunas veces el oído salvo que escuche a Mozart o Bach. Disfruto de la realidad ajena para crear mis propias fantasías. Disfruto del café negro, del alcohol ardiente así como del agua para decantar. Me gusta la música clásica más q...

Tu dulce cansancio.

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 Apurada por plasmar algo que no sé por qué tanto tiempo tardé en encontrar... Parecías no querer dejarme ir tirada por el cansancio de días atrás. ¿Pero qué culpa tenía yo? Si sólo quería guardar... Mi cara sobre tu frente que emanaba calor pero olía a tibio. Las yemas de mis dedos jugando a descubrirte cuando ya han paseado sobre tu piel cientos de veces atrás. Jugando a emocionarme con cada nuevo pero conocido lunar. El lienzo de tu piel que pese a los años no termino de superar. Incluso rectifico hurgando entre mis propios dedos si eres tú o soy yo. Si esa suavidad proviene de ti o de mí, ¿Será mi piel o algún ungüento impregnado en ella? Como aceite de almendras perfectamente dosificado y untado. Pero siempre me hago las mismas absurdas suposiciones convertidas en preguntas. Suele ser inútil, porque sueles ser tú. Es tu piel tan suave como la seda o incluso un poco más. Y es tu aroma ya un perfume combinado de fragancias florales, feromonas y aniversarios que te van perfecto. ...

La búsqueda de un viejo deseo.

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Me debo a mi misma muchos escritos. Me debo silencios y algunas trasnochadas. Me debo diez mil tazas de café y quizás algún cigarrillo de vez en cuando. Dejé esto por la fuerza y ahora con fuerzas lo busco. Mi querido diario, seguramente estarás por ahí tirado. Mi querido cuaderno confidente de mi primer amor,  sé que tú estás hasta quemado. En cenizas se quedaron todos aquellos sueños. Me imagino alguno que otro borde revoloteando entre el fuego. Imagino mi dolor de haber visto aquello. En cenizas se quedaron todos aquellos sentimientos. Así que por la fuerza te dejé.  Pero con la misma fuerza ahora te busco. Mi silencio es testigo, pero no tan fiable como lo son mis cuadernos en blanco. Esperando ya por años y celosos entre ellos. Pues los miro y de inmediato los tiro a la esquina de la cama. Es demasiado el ruido en mi cabeza. Son voces apiladas y desfiguradas que figuran la batalla. Son todas queriendo ser la primera, pero si una es la primera, la segunda jamás será la seg...

Si estuvieras despierta.

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 Eran sus ojos un atajo al cielo. Y no era sólo una percepción barata y alucinada.  En realidad, eran sus ojos un ímpetu de armonía, un shot de adrenalina. Era sentir la velocidad de la luz repartida en partículas de oxitocina. Eran sus ojos una nostálgica melodía. Pero no era la clásica nostalgia con tonos melancólicos.  Era la melancolía perfecta, la que al esfumarse deja una quebrada sonrisa. La que humedece el rostro. La que brota de los ojos y muere en la garganta.  Eran sus ojos la ventana de mi alma... Eran la cocina de la abuela, el abrazo de mis padres, mi primer diploma... Eran sus ojos mi primer amor, mi primer poema... Eran sus ojos, eran papel en blanco o un lienzo ante cualquier pintor. Eran y siguen siendo... Son sus ojos...  Son sus ojos y la silenciosa historia que te cuentan. Son el universo y la tristeza, son pureza. Son perdón y redención. Son sus ojos mi propio pasaje del amor. Ojalá nunca te vayas... Ojalá no. Porque son tus ojos los que da...

Melancolía restante

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Había estrellas pero ella no podía verlas. Cualquier hora del día parecía tener la melancolía de las seis de la tarde. Se preguntaba si había valido la pena elegir la soledad y esas ideas modernistas sobre la maternidad. Igual hubiera sido peor pensaba, jugando a crear escenarios con matices más miserables que el de su propia existencia. Confiaba en el libre albedrío y ahora estaba ahí sentada, acompañada de su dudoso albedrío con una botella de vino a medio terminar y etiqueta desgastada, era un cabernet que no estaba acompañando con ningún corte premium como lo acostumbraba en su vida pasada. Esta vez era un denso cabernet sobrado de alguna cena de hace tiempo que pretendía saborear al igual que un merlot al atardecer. Y no podía ver más allá de ello. Sin siquiera el ánimo de ir a su vieja cocina por alguna copa tocada por marcas de agua, se limitaba a ver el borde superior de la etiqueta desgastado por sus irregulares uñas mordidas después de uno de sus tantos episodios de ansiedad ...

Hablando con el diablo. Antes del comienzo.

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¿Será que huyo de las personas que amo, y huyo de las personas a las que potencialmente puedo amar? No me conoces y no pudiste saber todos los problemas que tuve por amor, amores fugaces y no correspondidos, amores condicionados, amores confusos. Algunos de ellos ni siquiera sé si lo eran en realidad, eran más bien una ilusión óptica colándose en algún momento vulnerable. El amor no sólo sana, el amor también daña.  El amor debe pensarse, elegirse, y no has entendido que te estoy eligiendo a ti. Si eligiera al amor por sí sólo, tomaría muchas decisiones, y dentro de todas esas decisiones quizás en alguna no estarías tú. Sé lo mucho que te puedo lastimar si tan sólo decido amar. Pero sé también lo mucho que te elijo, y es por esto que quizás me notas un tanto distante de la otra parte del mundo que no eres tú. Mi naturaleza es complicada. Me puedo enamorar del sol de la mañana y seguir sus endulzantes rayos hasta que olvido que estabas tú justo ahí a mi lado, mi naturaleza es dejarm...

En silencio.

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En silencio la vida se escucha. El estrambótico ruido mental desaparece. Es el silencio, las yemas de mis dedos y estas teclas las que están haciendo magia. Es el silencio un gran protagonista. El que permite que uno piense, que entienda, que reflexione, el que me sumerge a través de mis traumas más oscuros y en mis más gloriosos momentos. Tengo la hipótesis de que quien no disfruta el silencio no aprecia la vida. Pues a quién no le gusta detenerse en silencio, y con calma inspeccionar en lo que ha pasado, inspeccionar sobre el sitio en el que está no puede pretenderse que le guste entender lo que sucede con su vida. El equilibrio se siente en un ambiente callado, no en alguno alborotado. El silencio por sí mismo es hermoso y no es peligroso, pero debe saber manejarse. Puede ser un gran aliado en muchas de nuestras batallas si es que somos pacientes o entendemos que todo lleva un proceso. Si entendemos que debemos dejar de culparnos por las cosas que pasan, incluso cuando efectivamente...

Fragmento antes de la muerte número incierto.

Me parece que la vida se termina. Se termina lento y se termina rápido. Se termina cada día. Se lleva con ello lo mejor que fue o lo mejor que pudo ser. Triste si te quedas con lo peor que fue y con lo peor que pudo ser. La vida es breve y fantasmal. La vida se va y pareciera que no te das cuenta. La vida se va y pareciera que no te das cuenta. No sólo la tuya, sino la de los que más quieres. No sólo la de los que más quieres, sino también la tuya. Ese regalo que ha sido hoy no volverá a ser y parece que no lo estamos viendo. La vida, el encanto, la creatividad, la espontaneidad, la gracia, la dicha que acabas dejar correr en estas primeras 14 horas del día no podrás recuperarla jamás. Ese jardín que no plantaste o el que tuviste pero no procuraste. Ese jardín que hasta ahora sigue quedando solamente en tu imaginación algún día se esfumará, se sustituirá por alguna otra cosa nueva que jamás hayas tenido ni construido. Todo resumido a sueños rotos convertidos a frustraciones negadas y s...

Deseo culposo.

Me quiero esconder de ti pero no puedo. Por más que he intentado correr a lo largo de estos años, siempre terminas encontrándome. Siento como si me estuvieras viendo asomada detrás de una puerta, como un rostro borroso que se intenta colar a lo todo o nada que he construido. Pero lo que sea, ha sido desde que me aparté de ti. Es doloroso cuando vuelves. Si por mi fuera, te enterraría para siempre. Pero ¿qué era aquello entonces? Cansada de tantas versiones y tantos universos.  Pareciera que nunca podré irme. Que siempre has de alcanzarme. Parece que no te gusta dejarme en paz. Pareciera que me quieres recordar de lo que soy capaz. Lo que he hecho ya, y lo que podría hacer contigo. La vida se ha tornado difícil desde que supuestamente te dejé pero al fin logré encajar. Quizás no con mi mejor cara, pero si la más normal. Tal vez sólo tú sepas lo que deseaba ser normal. Mi vida se acabó el día que te dejé. Sólo Dios sabe con cuanto dolor lo hice. Pero una nueva vida inició con ello....