Entradas

Deseo culposo.

Me quiero esconder de ti pero no puedo. Por más que he intentado correr a lo largo de estos años, siempre terminas encontrándome. Siento como si me estuvieras viendo asomada detrás de una puerta, como un rostro borroso que se intenta colar a lo todo o nada que he construido. Pero lo que sea, ha sido desde que me aparté de ti. Es doloroso cuando vuelves. Si por mi fuera, te enterraría para siempre. Pero ¿qué era aquello entonces? Cansada de tantas versiones y tantos universos.  Pareciera que nunca podré irme. Que siempre has de alcanzarme. Parece que no te gusta dejarme en paz. Pareciera que me quieres recordar de lo que soy capaz. Lo que he hecho ya, y lo que podría hacer contigo. La vida se ha tornado difícil desde que supuestamente te dejé pero al fin logré encajar. Quizás no con mi mejor cara, pero si la más normal. Tal vez sólo tú sepas lo que deseaba ser normal. Mi vida se acabó el día que te dejé. Sólo Dios sabe con cuanto dolor lo hice. Pero una nueva vida inició con ello.  Aque

No poema al amor.

Imagen
Me ha costado mucho entenderte que a veces quiero dejarte. Arrancarte de mi piel y que fuera fácil como arrancar un pedazo de papel. Pero tú me traes nuevamente a ti. A tus ángeles, a tu sonrisa deambulante. Me cuesta entender que existas en este mundo y no seas para mí. Que compartamos la misma luna y no la contemplemos juntas. Me aferro a tus delgadas piernas, y esos huesos marcados que llevas por caderas. A tus besos sedantes... Me aferro a esa textura embriagante de tu piel. En menos palabras me aferro a ti, pero me aferro con amor y no con desesperación. Te llevo en el alma con un millón de sueños escondidos y otros tantos ya entre nuestras manos. Te llevo bajo mi ropa, bajo mi piel, y mi subconsciente. Has sido toda la belleza que no pensé encontrar jamás, y ahora no la puedo dejar escapar. Eres un concepto y a su vez un abstracto. Eres mi calor ligero de las noches de invierno y mi cielo estrellado de las noches de verano. Te amo.

Reflexión.

Recuerdo mucho cuando era niña y esos concursos de ortografía. Me enamoré de la idea de saber que podía describir mis emociones de una manera más acertada, más cercana a lo que deseaba expresar... Me gustaba escribirlo porque sentía que no tenía a quién decirlo... Así, primero mis libretas se convirtieron en mi espacio más seguro, después fue mi computadora... Así nació mi gusto por escribir. Ahora veo que me gusta pensar lento porque me gusta sentir cada palabra que escribo. Y lo pienso y lo vuelvo a pensar una y otra vez hasta que articula perfecto para mí. Así que la mayoría de las veces durante las pláticas me pierdo tanto articulando las palabras en mi mente que termino por no decir nada. Y es difícil porque cuando escribo es como si fuera mi versión más saludable, sin la amenaza de la ansiedad. Pero fuera de los escritos la amenaza es muy latente... Algunas veces son las personas, otras cuantas el lugar, o la luz, o cualquier otro factor que yo creo que para el resto son absurdo

El precio de la ausencia.

Imagen
Se hace tarde y no has llegado. Nos has cansado durante años de esperarte. De esperar que tu sonrisa se dibuje sobre ese desanimado rostro, de esperar darte la gracia suficiente. De esperar quieras compartir la cena con nosotros. Nos hemos cansado ya de no escuchar ninguna de tus historias cuando regresas del trabajo, y nos cansamos ya de no recibir los buenos días de tu boca, porque ahora vives una realidad y es que apenas y reconocemos tu voz. Ahora ha llegado el momento en que no hay cosecha porque no has sembrado nada. Has sobrevivido por alguna extraña circunstancia, pero no has florecido y parece que es un poco tarde para que lo hagas.  Por tu parte, me imagino estás cansado también, muy cansado ya de encontrarte con lo mismo. De pensar que el sacrificio de tu felicidad garantizaría la nuestra. Que sería transaccional y ahora ves que no es así. Y te preguntas por qué y para qué seguir así. Y gritas por dentro aunque por fuera no digas nada. Por tu parte, me imagino que ves a tus

Bomba por la mañana.

Imagen
Ha pasado mucho tiempo ya y no se me ha dado esto de escribir, pero es para qué quiero escribir si te tengo a ti junto a mí sobre la cama. Si puedo pasar el tiempo deslizando mis dedos sobre tu piel y eso me ocupa bastante. Ya no me apetece escribir tanto como antes, y es que las últimas veces solía hacerlo cuando me encontraba triste. Y antes era un desborde de emociones que parecía no entender, algo que parecía no tener control, y aunque contigo soy de todo menos controlada, todo sentimiento lo plasmo sobre ti, y cada uno tengo el placer de reconocerlo. Así que hoy, por primera vez en mucho tiempo tengo esta necesidad creciente de escribirte, y esto es porque se nos acaba casi el tiempo cada que estamos juntas. Porque estamos pero todo parece transcurrir tan rápido, y créeme que te extraño.  Han sido días en los que poco nos hemos visto y a veces eso duele, pero cada maldito minuto que me das pareces enloquecerme tanto como el primero. A tu lado la vida es como un sitio maravilloso.

El universo en nuestra cama.

Y cada que estoy a tu lado siento que el universo entra en nuestra cama. Cuando te tengo de frente, cuando me dejas sin aliento y aún no me puedo creer que mis orgasmos son tan tuyos, tan tuyos que olvido que en parte pudieran ser también míos.  Cuando me he entregado por completo y sé que mi mirada se clava en la tuya, en tus labios, en toda tu boca buscando refugio para al fin estallar... Cuando sé que no queda más de mi por compartirte.  Me has dejado desarmada y sin aliento. Cuando te enfocas en mí y nada más que en mí... En mis movimientos, en mi placer, en mi deseo. Cuando mágicamente aniquilas todas las barreras que pudieran existir y tienes ese don tan único para darme lo que más quiero. Para detectar cuando quiero ser tu princesa y ser tratada con delicadeza, cuando quiero que me hagas el amor, igual que cuando quiero que me trates momentáneamente como puta, sé que al final volveré a ser siempre tu princesa... Esa manera que tienes para desbordar todo mi deseo, mi lujuria y lo

Mi dulce amor.

Imagen
Y pensar que algún día me encantó tomarte fotos cuando "te arreglabas", cuando cubrías tu rostro con maquillaje, o cuando sonreías discretamente casi fría... Cuando te veías inexpresiva porque me mataba, me intimidabas, toda esa imagen de ti cubierta de colores. Con tu cabello tan cobrizo, tu cara tan delgada, tan estilizada, tu dentadura que hacía ese juego tan perfecto. Tus movimientos tan coquetos, tus ojos tan claritos y esa piel tan pálida... Me parecías alguien fuera de este mundo... Y pensar que te prefería así.  ¿Cómo pude preferirte así? Hasta que con el paso de los meses encontré debajo de esa atractiva apariencia algo mucho más atractivo. Estabas ahí, justo ahí... Estaba entonces tu rostro al natural, tus pestañitas cafés, estaban también tus ojos cafés más claritos de lo que pensaba. Estaban tus mejillas rosadas cuando algo te acorrala, o cuando alguna especie de calor te invade, cuando algo te da pena... Estaba bajo esa bella apariencia una personalidad extraordi