Miedo
Al unísono de mi respiración y el destello de una pequeña vela me he puesto a pensarlo nuevamente...
Se habla mucho del miedo a la muerte, pero ¿qué pasa si el miedo es realmente a la vida?
A todo aquello que pueda suceder, que nos deje en estado vulnerable, expuesto y permanezca. La permanencia de la vulnerabilidad porque la muerte sucede en un santiamén. Pero la agonía, el dolor, la exposición ante todos esos ojos, ante la frivolidad, el orgullo y la propia soberbia de sentir que somos eternos.
Nos dicen que somos polvo de estrellas y parecemos creérnosla.
Vemos noticias a diario y sentimos pena si tratan sobre algún cercano, pero muchas otras veces tan sólo fingimos porque trata de personas que no conocemos y si no les conocemos no nos interesa. Si lo vemos mediante el celular, tan sólo "scrolleamos" la pantalla y muy posiblemente alguna imagen animada o humorística estará debajo, así que reímos sin siquiera enterarnos del nombre de la persona fallecida que hemos sepultado bajo la virtual indiferencia de alguna red social.
¿Qué pasaría si fuésemos nosotros? Nada. No pasaría absolutamente nada para nosotros. Pero qué pasaría para nuestras madres, padres, nuestro esposo, esposa, cuando por algún infortunio repentino llegaran a ver alguna noticia sobre nuestra muerte y otras personas tan sólo se dediquen a darnos ese colorido entierro, o a criticar partes superfluas que ni siquiera tienen relación con aquella trágica historia. Que nadie observe, que será como ver un cuerpo atropellado sobre el asfalto y pasarse de largo...
No es el miedo a la muerte, es a la vida y a ser tan intrascendente en un mundo que vomita y cambia segundo a segundo. Que vivamos en un suicidio a cuentagotas. Bebemos, fumamos, tomamos drogas sin control pretendiendo que lo hay, sabiendo que esto solo agotará nuestros sentidos. Vivimos en un mundo en el que no queremos vivir.
Compramos o rentamos alguna casa o departamento "aparentemente" decente para mantenerlo desordenado, salvaguardando una sola esquina del lugar para tomarnos alguna mentirosa foto más desconectada de la realidad. Somos parte de este vómito hediondo y mundano aplastando el poco espacio que nos queda.
Aplastando el tiempo, para que quien nos aplaste a nosotros sea la vida propia y la ajena. Llenos de miedo caminando hacia nuestro propio y real olvido y destrucción.
Comentarios
Publicar un comentario