Casi como un prólogo.

Mi escritura es descompuesta como muecas demoledoras de sonrisas...

Es descompuesta sin pies ni cabeza. Ni una regla gramatical he aplicado estando consciente.

Pero así me gusta a mí, porque lo descompuesto lleva mayor composición dentro de lo natural.

Porque detesto la falsedad de lo maquiavélicamente ordenado, aniquilador de sentimientos reales.

Para orden, el que llevo en los objetos de mi casa y aquel que uso para trabajar y ganar dinero.

Me gusta la crudeza y la realidad tanto como lo asquerosamente cursi y repetitivo.

Me gusta comparar las sensaciones corporales con elementos globales de la tierra, del universo.

Me gusta oler, lamer, tragar, masticar, estrujar, acariciar porque en estos sentidos encuentras más que con la irónica obviedad de la vista y algunas veces el oído salvo que escuche a Mozart o Bach.

Disfruto de la realidad ajena para crear mis propias fantasías.

Disfruto del café negro, del alcohol ardiente así como del agua para decantar.

Me gusta la música clásica más que cualquier estúpida y vacía letra del mundo moderno.

Me gusta lo oscuro, a excepción de las mascotas y a excepción del amor que me hace funcionar, pero no me gusta ir por ahí, por la vida dando amor al mundo porque no todo el mundo merece nuestro amor.

Disfruto del silencio más que del bullicio. Después de todo, que me importa a mí todo el cotilleo ajeno que distrae mi mente del sonido de las aves... De lo que realmente me importa.

Me gusta el ácido y el picante. La comida con cargadas dosis de pimienta más que de sal.

Me gusta más un  día melancólico y lluvioso que uno falso y soleado.

Me gusta mi escritura descompuesta que se lanza de vez en cuando sin dirección ni constante.

Me gusta saber el significado de las palabras pero usarlas a mi antojo dentro de mis propias metáforas personales, no me importa si se entienden o no, si se aprueban o no, si gustan o no.

Me gusta que me guste el negro y el blanco mientras monto aquí una imagen de colores.

Me gusta mi escritura descompuesta porque es parte de mi prólogo personal, de la naturaleza de mi ser.




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