La búsqueda de un viejo deseo.

Me debo a mi misma muchos escritos.

Me debo silencios y algunas trasnochadas.

Me debo diez mil tazas de café y quizás algún cigarrillo de vez en cuando.


Dejé esto por la fuerza y ahora con fuerzas lo busco.

Mi querido diario, seguramente estarás por ahí tirado.

Mi querido cuaderno confidente de mi primer amor, 

sé que tú estás hasta quemado.


En cenizas se quedaron todos aquellos sueños.

Me imagino alguno que otro borde revoloteando entre el fuego.

Imagino mi dolor de haber visto aquello.

En cenizas se quedaron todos aquellos sentimientos.


Así que por la fuerza te dejé. 

Pero con la misma fuerza ahora te busco.

Mi silencio es testigo, pero no tan fiable como lo son mis cuadernos en blanco.

Esperando ya por años y celosos entre ellos.


Pues los miro y de inmediato los tiro a la esquina de la cama.

Es demasiado el ruido en mi cabeza.

Son voces apiladas y desfiguradas que figuran la batalla.

Son todas queriendo ser la primera, pero si una es la primera, la segunda jamás será la segunda.


Así que por la fuerza te dejé.

Pero con la misma fuerza te encontraré.




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