...

No importa lo que suceda mañana. Nada importa porque te conocí. Nada importa porque he podido explorar el placer de enamorarme de ti. De sentirte entre mis brazos y cada uno de tus delgados dedos entrelazados con los míos.


No importa si mi vida se apiada y es longeva, o si Dios decide que marhe antes. No importa ya. Lo que me importa es que cuente contigo cada amanecer. He pensado tanto y tanto en qué sería si me dijeran que me queda poco tiempo y ya no me asusta más. Nada me asusta porque te tengo a ti. Porque por el tiempo que dure, has sido lo más súblime y exquisito de la vida. Has sido lo más hermoso, caprichoso, mágico, lo más puro que he sentido.


Nada me asusta porque he vivido lo que he querido. Porque seguramente invadirás mi mente y mi corazón cuando me vaya y seguramente una gran parte de mi se quedará contigo. Y cuando pienses que todo esté oscuro, ahi estaré yo... Con la sonrisa como esa que he de hacer cuando te encuentro por la madrugada.

Has sido el regalo más grande que Dios me ha dado. Eres mucho más de lo que pude pedir.

Me he sentido más viva los úlitmos dos años que cualquiera antes de conocerte porque algo pasó desde que te conocí. Entre tu energía y la magia que encierra tu habitación. Porque no hay otro lugar en el mundo donde haya sido más feliz que entre estas cuatro paredes, donde te encuentro siempre tan bella. Porque no hay un lugar más cósmico en el que se conecten todos mis sentidos, mis latidos. En el que pueda sentirte tan cerca como aquí. En el que tenga disponible todo el tiempo algo de ti para sentirte cuando no estás.

Porque has marcado mi vida. Por lo viva que me has hecho sentir, no quiero que te vayas. Jamás. Ojalá jamás te aparte de mi lado.

Te amo y te amaré por toda la eternidad.

Comentarios

Entradas populares de este blog

No poema al amor.

Enredos nocturnos.

El precio de la ausencia.