Quisiera encontrar una manera adecuada de comenzar mis escritos, pues a menudo no me siento calificada para hacerlo. Es como si quisiera hablar de todo y al mismo tiempo, quisiera proyectarlo justo como la explosión que siento, que viene a mi cabeza, que no se visualiza, no se imagina, sólo son mis sentidos disparatados tratando de formar una imagen. Pero comenzaré por lo que viene ahora mismo a mi cabeza. Hace días que traigo en mente (como suelo anticipar mis publicaciones en Facebook) una pregunta latente y recurrente "¿Y esto es el amor?". Ni siquiera entiendo por qué comenzar con una articulación, pero es así. Quizás porque antes de preguntármelo ha sucedido algo, creo que sí. De hecho van varias cosas sucediendo. Me lo pregunto retóricamente al verte por las mañanas de cara lavada sobre la cama, cuando una de mis piernas está acalambrada bajo alguna parte de tu cuerpo. Cuando te veo en problemas y sólo deseo tener la inteligencia necesaria para resolverlos y verte sonre...
Mi escritura es descompuesta como muecas demoledoras de sonrisas... Es descompuesta sin pies ni cabeza. Ni una regla gramatical he aplicado estando consciente. Pero así me gusta a mí, porque lo descompuesto lleva mayor composición dentro de lo natural. Porque detesto la falsedad de lo maquiavélicamente ordenado, aniquilador de sentimientos reales. Para orden, el que llevo en los objetos de mi casa y aquel que uso para trabajar y ganar dinero. Me gusta la crudeza y la realidad tanto como lo asquerosamente cursi y repetitivo. Me gusta comparar las sensaciones corporales con elementos globales de la tierra, del universo. Me gusta oler, lamer, tragar, masticar, estrujar, acariciar porque en estos sentidos encuentras más que con la irónica obviedad de la vista y algunas veces el oído salvo que escuche a Mozart o Bach. Disfruto de la realidad ajena para crear mis propias fantasías. Disfruto del café negro, del alcohol ardiente así como del agua para decantar. Me gusta la música clásica más q...
Apurada por plasmar algo que no sé por qué tanto tiempo tardé en encontrar... Parecías no querer dejarme ir tirada por el cansancio de días atrás. ¿Pero qué culpa tenía yo? Si sólo quería guardar... Mi cara sobre tu frente que emanaba calor pero olía a tibio. Las yemas de mis dedos jugando a descubrirte cuando ya han paseado sobre tu piel cientos de veces atrás. Jugando a emocionarme con cada nuevo pero conocido lunar. El lienzo de tu piel que pese a los años no termino de superar. Incluso rectifico hurgando entre mis propios dedos si eres tú o soy yo. Si esa suavidad proviene de ti o de mí, ¿Será mi piel o algún ungüento impregnado en ella? Como aceite de almendras perfectamente dosificado y untado. Pero siempre me hago las mismas absurdas suposiciones convertidas en preguntas. Suele ser inútil, porque sueles ser tú. Es tu piel tan suave como la seda o incluso un poco más. Y es tu aroma ya un perfume combinado de fragancias florales, feromonas y aniversarios que te van perfecto. ...
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